viernes, 3 de junio de 2016

Gregory La Cava, memorable artesano eclipsado por otros grandes de la comedia

En este blog de clásicos siempre que pueda, intentaré primar los nombres más desconocidos por encima de los grandes conocidos. Creo que hay veces que se aporta más escribiendo sobre gente valiosa de la que no se habla tanto, que sobre estrellas o directores míticos sobradamente reconocibles por la mayoría.Cgb09QTWEAEwR9w.jpg large Gregory La Cava en un descanso del rodaje de ''Al servicio de las damas'', protagonizada por Carole Lombard y William Powell.  


Gregory La Cava fue un formidable cineasta estadounidense de origen italiano, que no gozó del prestigio y popularidad de otros coetáneos del Hollywood clásico, como Leo McCarey, Frank Capra o George Cukor -de hecho, era frecuentemente comparado con este último, seguramente por dirigir comedias y por su notable predilección por las actrices, extrayendo de ellas, fantásticos trabajos-. Aunque estuvo nominado en dos ocasiones al Oscar como Mejor director, ha sido injustamente olvidado o infravalorado, especialmente con el paso del tiempo. Caso similar al de Mitchell Leisen, directores de sobrada valía, con una elegante puesta en escena y que se especializaron en comedias. La mirada de La Cava es humanista pero al mismo tiempo, caustica e irónica, dejando sus películas, en ocasiones, un poso de amargura. Más en la línea descreída de Billy Wilder y Preston Sturges, no tanto en el tono amable u optimista de Frank Capra y Mitchell Leisen. Al desarrollarse su carrera en una época donde abundaban genios de la comedia, no poseer un sello muy identificativo, y por encima de todo, arrastrar una fama de cineasta conflictivo entre los productores, fueron elementos que hundieron su trayectoria a marchas forzadas. Los jefazos de los Estudios creían en su talento en un principio, pero temían su carácter complicado.


Gregory La Cava junto a Ginger Rogers y Walter Connolly en el rodaje de ''La chica de la Quinta Avenida''.
Gregory La Cava junto a Ginger Rogers y Walter Connolly en el rodaje de ''La muchacha de la Quinta Avenida''.


Ensombrecido por muchos grandes de la época, sin un estilo excesivamente definido y con una fama de director difícil, fue sobreviviendo durante los años 30 y 40. Con una filmografía algo irregular pero con algunos puntos álgidos muy apreciables -especialmente las dos únicas obras maestras de su carrera -y las más reconocidas- ''Al servicio de las damas'' y ''Damas del teatro''-. Fue un director independiente -figura poco extendida en la época, ya que todos solían estar atados a un Estudio determinado bajo contratos-, que con el presupuesto que le asignaban hacía virguerías, llegando incluso a ahorrar. Llegó un momento en que los Estudios se cansaron de él, y La Cava se convirtió en un alcohólico, falleciendo prematuramente a los 59 años en 1952.

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''Damas del teatro''


Gregory La Cava, antes de llegar al cine sonoro con bastante acierto, tenía una prolífica trayectoria en la animación -habiendo dirigido más de 100 cortometrajes animados-, además de haber ejercido como pintor y boxeador previamente. La Cava era un amante de la improvisación en los sets de rodaje, dándoles bastante libertad a sus intérpretes. Trabajó con actores y actrices maravillosos -William Powell, Carole Lombard, Claudette Colbert, Ginger Rogers, Katharine Hepburn, Irene Dunne...- y muchos de ellos, terminarían nominados al Oscar gracias a sus cintas. Los intérpretes que trabajaron y se adaptaron a su peculiar método de trabajo solían divertirse, pero, es de suponer, que los que eran más perfeccionistas terminarían hartos. Sus rodajes eran un constante ir y venir, se introducían cambios en la historia a última hora, y los actores eran avisados repentinamente de estos retoques por La Cava -los guiones solían estar firmados por el propio director acompañado de otros guionistas-. Cuando los productores se lo permitían, le gustaba contar con un pianista en el plató, que solía marcar el ritmo conveniente para cada secuencia. Además, un psicoanalista trataba a La Cava en los descansos.

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''Lecho de rosas'', con Constance Bennett y Joel McCrea.


Gregory La Cava era alérgico a los grandes planes de producción, y abogaba, por la naturalidad en sus propuestas, renegando fuertemente del encorsetamiento formal para sus filmes. La Cava era un cineasta eminentemente creativo, que le otorgaba mucha relevancia a las mujeres y a los diálogos inteligentes y sólidos. Una de las mejores virtudes que poseía, era su habilidad para combinar drama y comedia con pasmosa facilidad -especialmente patente en ''Damas del teatro'' y ''Al servicio de las damas'', comedias con tintes amargos-. Se movía como pez en el agua en la comedia, pero a su vez, también era admirable lo bien que se manejaba en el melodrama -en algunas ocasiones, con trasfondo social-. Rodaba sin guión, improvisando sobre la marcha, saltándose las fechas establecidas, y aún así, conseguía terminar a tiempo cada rodaje. La Cava fue, en definitiva, un grande. Por desgracia, poco valorado por crítica y público. Ahondar en su filmografía, confirma su talento desbordante y estilo refinado, a pesar de tener cintas menores como cualquier realizador.

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Katharine Hepburn y Ginger Rogers siendo dirigidas por La Cava en ''Damas del teatro''.  


Títulos a destacar de la filmografía de La Cava

Damas del teatro
Al servicio de las damas
La melodía de la vida
La muchacha de la Quinta Avenida
Lecho de rosas
Ansía de amor
Sucedió una vez
El burlador de Florencia
El despertar de una nación
Mayoría de edad
Astucia de mujer
Risa y dinero

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