sábado, 15 de febrero de 2014

Audrey Hepburn, la dulzura hecha actriz (+ 9 películas claves) (I)



 Audrey Hepburn (Audrey Kathleen Ruston) nació el 4 de Mayo de 1929 en el distrito de Ixelles en Bruselas, Bélgica. De pequeña fue testigo directo de la miseria y las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial, ella provenía de una noble familia (su madre fue una baronesa holandesa llamada Ella Van Heemstra). Tras la separación de sus padres en 1935 (su padre abandonó a la familia, al parecer, sus progenitores simpatizaban con Hitler, para esconder los orígenes británicos de su hija, su madre Ella, ocultó su verdadera identidad bajo el nombre Edda Van Heemstra y la obligó a hablar holandés, de ese modo, Audrey adquirió una nacionalidad falsa), se fue a vivir con su madre a Londres y asistió a los mejores colegios para chicas. Pero mientras estaba de vacaciones con su madre en Arnhem (Holanda), el dictador Adolf Hitler tomó el control de la ciudad.
Audrey pasó malos tiempos en su infancia (desde los diez años hasta los quince), debido a la ocupación nazi en Holanda y Bélgica, sufrió depresión, problemas respiratorios y malnutrición, durante largo tiempo tenía poco que llevarse a la boca, debido a que desde 1944, los alemanes confiscaron los alimentos y los combustibles de la población holandesa, a consecuencia de ésto, muchos holandeses morían de hambre y frío. Las penurias que sufrió de jovencita, la concienciaron para ayudar a los niños pobres del Tercer Mundo cuando llegó al estrellato, colaborando muy de cerca con Unicef.
Durante los tiempos de guerra que vivió, siempre colaboró para la Resistencia holandesa, ya fuese ofreciendo representaciones de ballet o haciendo llegar mensajes secretos en su calzado. Se formó como bailarina de ballet desde muy temprana edad en Ámsterdam pero cuando posteriormente regresó a Londres para continuar sus estudios, tuvo que dejarlo al poco tiempo, porque las privaciones a que las había sido sometida, hicieron mella en su constitución y además, al crecer, resultó ser demasiado alta para esta disciplina artística (1,70), aunque según comentó una de sus profesoras, tenía excelentes aptitudes para la danza. Es en tierras británicas donde inicia su carrera como actriz ante los escasos recursos económicos con los que contaba su familia, primero en breves apariciones en películas británicas de poca relevancia o como corista en producciones musicales del West End londinense y luego siendo escogida para la obra de teatro ''Gigi'' durante el rodaje de ''Montecarlo Baby'', que se representaría en Broadway posteriormente, gracias a las estupendas críticas que cosechó por este trabajo, llegó su gran oportunidad cinematográfica que la convertiría en estrella y le daría su primer y único Oscar por ''Vacaciones en Roma''. En principio, el papel era para Elizabeth Taylor o Jean Simmons, pero el fantástico director William Wyler quedó enamorado de Audrey en su prueba de cámara: «Tiene todas las cosas que busco: encanto, inocencia y talento. Además es muy divertida. Es absolutamente encantadora. No dudamos en decir que es nuestra chica».

Genuina, encantadora, talentosa, frágil, humanitaria, dulce... Audrey Hepburn es considerada un icono cinematográfico, por su elegancia innata, su indudable talento y su ángel. Una intérprete única, que ha enamorado (y seguirá haciendolo) a generaciones y generaciones de espectadores.

''Me encanta la gente que me hace reír. Honestamente, creo que es lo más me gusta hacer, reír. Cura muchas enfermedades. Es posiblemente, lo más importante en una persona''.

Una actriz sutil, que nunca necesitó de grandes aspavientos para demostrar su valía, sus grandes y expresivos ojos (que dejaban vislumbrar la bondad de su alma), fueron una herramienta ideal para hacer creíble todo tipo de personajes, su mirada transmitía mucho, conseguía alcanzar todos los recovecos emocionales de cada papel. Era una intérprete muy natural, sin un ápice de impostación. Fue una actriz muy querida y respetada no solamente por el público, si no también, por la crítica y sus propios compañeros de profesión.


Aunque era un rostro habitual de la comedia romántica sofisticada, también se prodigó en otros registros, asumiendo considerables riesgos interpretativos para demostrar que era una actriz sólida y versátil, algo que consiguió con creces, en cintas tan dispares como ''Charada'', ''Sola en la oscuridad'', ''La calumnia'', ''My fair lady'', ''Ariane'', ''Robin y Marian'', ''Dos en la carretera'' o en su película favorita ''Historia de una monja'' (posiblemente, uno de sus trabajos más matizados y complejos, en el cual, se despoja de cualquier artificio, para entregarnos una interpretación muy medida y audaz). Con su candor y aura especial iluminaba la pantalla como pocas. Personalmente, tengo que reconocer, que la adoro. Hay actrices que seguramente serán más versátiles o más sólidas, pero Audrey fue una intérprete magnética, que encandilaba por su dulzura, talento, estilo y belleza personalísima. Con motivo del reciente 21 Aniversario del fallecimiento de esta estrella belga, repasamos su interesante carrera, a través de 9 títulos claves, que dejan constancia de las capacidades interpretativas de esta actriz irrepetible. 



''La Calumnia'' 
(William Wyler, 1961)
 Por Alba Mirás (Clásicos eternos)

William Wyler uno de los directores más polivalentes que ha dado el viejo Hollywood, dirigió esta segunda versión cinematográfica de la obra teatral de Lillian Hellman ''The Children's Hour'', anteriormente, en 1936, la adaptó a la pantalla por primera vez en ''Esos tres'', en aquella ocasión, protagonizada por Merle Oberon, Miriam Hopkins y Joel McCrea. Audrey Hepburn y Shirley MacLaine son acusadas falsamente como pareja de lesbianas por una maliciosa y odiosa alumna, la película retrata de manera muy certera el gran poder que ejerce una mentira de este calibre en una sociedad conservadora. Es un material muy valiente y arriesgado para la época, que no se corta en retratar de manera bastante abierta, la homosexualidad femenina, a través del personaje de una maravillosa Shirley MacLaine, alejada de sus registros más cómicos, que borda un papel bastante complejo. MacLaine y Audrey están sensacionales, marcandose un duelo actoral de gran altura, de los más inolvidables de la Historia del Cine. Sin duda, estamos ante una de las mejores películas del tándem Wyler-Hepburn (repitieron también en ''Vacaciones en Roma'' y ''Como robar un millón'', pero en mi opinión, ''La Calumnia'' es su colaboración más sólida). Imprescindible. Se comprueba una vez más, la grandeza interpretativa de Audrey, que consigue que actuar, parezca fácil. Su sobriedad es de agradecer.


''Charada'' 
 (Stanley Donen, 1963)
  Por Alba Mirás (Clásicos eternos)

La reunión cinematográfica de dos de las estrellas más queridas y cotizadas de la época, no fue sencilla. Cary Grant, previamente, se negó a protagonizar ''Ariane'' o ''Sabrina'', que fueron a parar a Gary Cooper y Bogart respectivamente. La reticencia principal de Grant derivaba de su reparo a la hora de interpretar al interés amoroso de una actriz a la que llevaba 25 años, cuando él rondaba la cincuentena, no deseaba ser visto como un ''viejo verde'' en pantalla. Este escollo quedó superado, cuando convenció a los guionistas, de que el personaje de Audrey fuera el que lo seducía en la cinta. Ambas estrellas se admiraban entre sí, pero su primer encuentro fue un poco accidentado, quedaron a comer y Audrey estaba muy nerviosa, al tener a su ídolo de la infancia delante de sus narices. Terminó derramando una copa de vino, encima de la chaqueta del impoluto traje de Grant, el actor se la quitó y siguió hablando con ella como si no hubiese pasado nada, terminarían conectando a las mil maravillas tanto dentro como fuera de la pantalla.
''Charada'' es una película fascinante, altamente entretenida, maravillosa y frenética, una historia de amor en clave de suspense, en definitiva, una comedia romántica con notables pinceladas de thriller y con sorprendentes giros argumentales, que podía haber sido rodada perfectamente por Hitchcock. En conjunto, una rara avis cinematográfica, que funciona como un reloj suizo a todos los niveles. Grant y Hepburn, fantásticos y desprendiendo una química tremenda entre ellos. La película fue producida por Donen y Grant, a través de su productora Grandon. 



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