jueves, 23 de enero de 2014

''Al servicio de las damas'' (Gregory La Cava, 1936)



'Al servicio de las damas' es tal vez una de esas películas que más gente ha oído hablar que visto en realidad. Actualmente cuesta mucho que se vean películas clásicas y es una lástima porque esta es una película que sientas las bases a seguir por las comedias en las siguientes décadas. En 1936, el genero de la screwball comedy ya tenía varios títulos en su haber como Sucedió una noche (1934) de Frank Capra y La comedia de la vida (1934) de Howard Hawks. Columbia empezaba a mostras sus credenciales con el género y de hecho sería una de las grandes productoras de screwballs. Universal venía de unos años con películas enormes de terror como Drácula y El doctor Frankenstein entre otras y en 1936 apostó fuerte con Al servicio de las damas. Fue un gran acierto.





'Al servicio de las damas' está basada en una novela llamada '1011 Fith Avenue' escrita por Eric Hatch y que más tarde en 1937 escribió el guión de Una pareja invisible. Hatch se mostró satisfecho con la adaptación de la novela por el directo de la película Gregory La Cava. De hecho, el guión se convirtió en un clásico del género y el público de la época respondió de manera muy positiva con esta película. La Cava fue uno de esos grandes directores de los años 30 que no consiguió el reconocimiento de otros en este género, como lo fueron Leo McCarey, Preston Sturges, Mitchel Leisen y Erns Lubisch entre otros. Pero La Cava poseía cualidades de todos ellos en Al servicio de las damas: la descripción cínica entre ricos y privilegiados de Frank Capra, la acritud de Cukor definiendo las clases altas, la elegancia de Lubitsch, la locura de McCarey y la sobriedad y eficiencia de Sturges y Leisen. También solía dar una vitalidad enorme a los actores, con diálogos llenos de ingenio dignos de un Lubitsch o un McCarey. La Cava demuestra en su enfoque con Al servicio de las damas una virulencia poco frecuente cuando se trata de describir el ambiente de la alta burguesía. Hay en todo ello una especie de locura, un hecho que no sabes donde te va a llevar y un retrato de personajes extremos y un tanto alocados. Sus comedias eran además muy sostenidas, como bien demuestra en La muchacha de la 5ª Avenida (1939), Sucedió una vez (1935), Una nueva primavera (1940) y especialmente en Damas del teatro (1937) donde mezclaba casi a la perfección drama y comedia.



Al servicio de las damas destaca claramente con ejemplo de como debe realizarse una screwball comedy, es un manual. En ella Carole Lombard demuestra que es más que una cara bonita en esta comedia de enredo en la cual se enamora de William Powell. Curiosamente William Powell y Carole Lombard estuvieron casados anteriormente durante un breve espacio de tiempo. Al igual que muchas de las comedias de la época, Godfrey (William Powell) se burla de las costumbres frívolas de la clase alta al intentar comunicar un mensaje social sobre los problemas del hombre común. Powell es ese 'forgotten man', ese hombre olvidado que incluso se evoca en una canción de estupendo musical Vampiresas de 1933 que se topa con la frivolidad de la alta sociedad encarnada por Lombard, quien inmediatamente se enamora de él por su naturaleza honesta. Con el fin de mantenerlo cerca, le consigue un trabajo como mayordomo en su casa en la cual topa con su hilarante y variopinta familia mientras intenta resistirse a los encantos de Lombard. Tanto Lombard como Powell se benefician de este guión verdaderamente ingenioso y sofisticado. Y es que esos ambientes de clase alta cuando los ricos son tontos, es buen objetivo para desbordar su sátira. En un país postdepresión dividido de manera extrema entre ricos y pobres, vemos como los ricos van a los vertederos de la ciudad a buscar a esos hombres olvidados para la búsqueda de un tesoro que llena el tiempo de los ricos ociosos. Pronto nos damos cuenta que esos juegos serán el eje de la película. De hecho, todas las relaciones parecen ser un juego: Irene y Cornelia, Irene y Godfrey, Coneli y Godfrey, Alexander Bullock y el resto de la familia, incluyendo el protegido de su esposa, Carlo, y los ricos y los pobres.


Posiblemente lo mejor de Al servicio de las damas es el reparto. Como Godfrey, William Powell estaba en la cumbre. La Cava insistió con él y tenía pensando acompañarlo de Constance Bennett. A Powell le gustó la idea de intervenir en la película pero solo si Carole Lombard daba vida a Irene. La Cava estuvo de acuerdo, así que Powell empezó primero a dejarse barba durante unos días para ser el vagabundo aunque su urbanidad como mayordomo era mucho más impresionante. El personaje de Irene, si no fuera por Carole Lombard, podría haber sido una simple rubia tonta alocada. Eso habría destrozado la película. Tenía que haber una razón para la atracción de Godfrey hacia Irene, algo detrás de esa fachada de Irene que sugeriese razón y bondad. Lombard, principalmente a través del lenguaje corporal, era capaz de sugerir la profundidad tan esencial para Irene. El encanto entre Powell y Lombard trasciende a pleno rendimiento. Lombard estaba hecha del material de las estrellas de cine, bendecida de una combinación extraña y bella de talento auténtico y belleza radiante. Se las arregla para hacer de Irene tan ridícula como tiene que ser pero nunca da la sensación de que ella está ridiculizando el personaje para hacerlo. Lo que también demuesta Lombard es la velocidad de la voz, al igual que Katharine Hepburn, perfecta en este registro y sin exagerar ni hacer cualquier histeria o idiotez en su personaje. En cambio Powell si hay una palabra para definirlo es elegancia, pero una elegancia imperial y sublime. Su Godfrey es una maravilla encantadora y benigna. Casi sin pestañear pasa de vagabundo a mayordomo, de borracho a empresario. Es por donde gira toda la película, el invitado que pasa por ahí mientras que esas personas tontas encuentran la fuerza y sabiduría a través de él.

Aunque no solo de William Powell y Carole Lombard se sustenta actoralmente Al servicio de las damas. Cuenta con un reparto de secundarios a la altura. Eugene Pallette como el patriarca de la familia, ese padre fanfarrón ignorado por todos y que tienen que lidiar con los desmadres de su familia y aguantar al protegido de su mujer Alice Bray, un tal Carlo interpretado de manera graciosísima por Mischa Auer, cuyos únicos talentos son comer e imitar a un gorila. Y luego está Gail Patrick como Cornelia, la hermana insufrible de Irene que ve en Godfrey una amenaza para su estabilidad social. Se podría decir que la villana de la película. Todos ellos juntos forman un fenomenal reparto, el cual recibió cuatro nominaciones al Oscar en las cuatro categorías de actuación, algo que sucedía por primera vez. Además de Powell como Mejor Actor y Lombard como Mejor Actriz, estaban nominados Mischa Auer como Mejor Actor de Reparto y Alice Brady como Mejor Actriz de Reparto. Mención aparte a las nominaciones a La Cava como director y Erich Hatch como guionista para un total de 6 nominaciones. Al servicio de las damas estuvo nominada a todos los premios importantes excepto al de Mejor Película, un caso un tanto extraño ya que además ese año hubo 10 nominadas al Oscar a la Mejor Película. En definitiva, Al servicio de las damas es una delicia muy recomendable, una de las obras cumbres de la comedia clásica americana. Una joya.


Por Javi Leiva.

1 comentarios:

 

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