domingo, 17 de noviembre de 2013

''El buscavidas'' (Robert Rossen, 1961)

THE HUSTLER (EL BUSCAVIDAS, 1961)

Amarga y lírica crónica de la soledad, el desamparo y la derrota.



 Espléndida película del magnífico director y guionista estadounidense Robert Rossen, adaptación al cine de la novela homónima de Walter Tevis realizada por él mismo y Sidney Carroll. Rossen, que ya había colaborado como guionista en sobresalientes películas como The Roaring Twenties (Los violentos años veinte, 1939) de Raoulh Walsh oThe Strange Love of Martha Ivers (El extraño amor de Martha Ivers, 1946) de Lewis Milestone, dirigió también otras importantes películas como Body and soul (Cuerpo y alma, 1947) y “All the King's Men” (El político, 1949) aunque apenas dirigió diez películas debido a sus problemas con las listas negras del senador Joseph Raymond McCarthy y el boicot de los estudios hacia su trabajo. The hustler, que significa literalemente: jugador- estafador en la jerga slang del inglés estadounidense es una película mítica, especial, que por una lado está construida con gran verosimilitud y por otro muestra a los espectadores esa verdad cinematográfica que está al alcance de pocos directores y que siempre hace las delicias de los buenos aficionados al cine.



Visión amarga, pero no decadente ni moralizante de la vida urbana y sus suburbios, ambientada en escenarios típicamente estadounidenses bañados de alcohol, denso humo y con el ruido de bolas del billar chocando y la excelente banda sonora en clave de jazz de Kenyon Hopkins, la película posee un ritmo fluido que atrapa perfectamente las peripecias de unos personajes que, aunque arquetípicos están llenos de matices, para ello Rossen monta la película empleando con profusión el encadenado en su primera parte, para luego hacerla avanzar mediante unos lacónicos diálogos que ilustran a la perfeccción las ambiguas relaciones que se producen entres los personajes, configurando ese mundo cuyas características principales son la resignación y la melancolía. Hay además de esto una plasmación de la violencia interior que atormenta a los personajes que se puede percibir en su forma de mirar, esta violencia puede ser a veces más hiriente que una violencia explícita.



 Mención especial para la puesta en escena y la fotografía a cargo del maestro Eugene Shuftan, colaborador de Fritz Lang en los efectos visuales de Metrópolis, 1927 y auténtico innovador en el tratamiento de la imagen cinematográfica y que filma con gran sobriedad y precision en un blanco y negro con predominio de los grises y de la luz blanca unos escenarios geométricos como si los personajes fueran parte natural del espacio… Además de todo ello, los actores (estupendamente dirigidos) están perfectos en sus papeles, Paul Newman, Piper Laurie, Jackie Gleason y George C. Scott, importante contribución de todos los actores secundarios de la película… El buscavidas, a medio camino entre el cine negro y el drama psicológico sin decantarse por ninguno de los dos géneros, no es una película sobre el billar o el juego sino que se sirve de ello para hablar de la vida con mayúsculas, de la existencia de unos seres que se mueven sin rumbo fijo y sin futuro(sólo con presente) por las calles, bares y parques de la ciudad… una línea del diálogo ilustra esto perfectamente esto, Sarah Packard (Piper Laurie) le dice a Eddie Felson(Paul Newman) en el apartamento que comparten : ¿qué haremos cuando se acabe el alcohol y el dinero? sin obtener una respuesta satidfactoria, porque no existe. En fin, uno de las películas clásicas estadounidense por derecho propio y una obra que se irá revalorizando con los años. ¡Que suerte el que aún no la haya visto!, no dejen de verla.


NOTA: 10. 


 Por Juan Murillo Bodas.

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