”Dejé el cine porque no quería que lo que le ocurrió a Chaplin, me ocurriese a mí. Esa niña me creó, y no esperé a que esa chiquilla me matase. Yo ya había sido castigada. Sé que soy una artista, y eso no es ser arrogante, porque el talento viene de Dios. Mi carrera fue planeada, no había nada accidental en ella. Fue planeada, fue dolorosa, y fue persuasiva. No estoy exactamente satisfecha, pero sí agradecida.” Mary Pickford
En la década de 1910, las mujeres y los extranjeros comenzaron a hacerse un hueco significativo en Hollywood dentro de un negocio que empezaba a emerger como es el del cine. En esta industria que estaba dando sus primeros pasos, surgió una figura importantísima sin la que no se podría entender el séptimo arte, Alice Guy -creó la narración cinematográfica, es decir, utilizar imágenes en movimiento como medio para contar una determinada historia-. Y algunas de las mejores guionistas eran mujeres, como por ejemplo, Anita Loos. Esta etapa de reconocimiento femenino detrás de las cámaras no duró mucho, porque en los años 20 entró Wall Street e invirtió en el negocio del cine, al confirmarse su seriedad y rentabilidad. Cambio que supondría que los hombres coparan la industria en puestos de poder, dificultando más el camino a las mujeres, fue el inicio de un sexismo que se ha perpetuado en el cine estadounidense hasta nuestros días.
Mary Pickford fue una mujer rompedora, feminista e independiente. Se convirtió en una de las intérpretes más poderosas de una incipiente industria cinematográfica estadounidense, exigiendo los mismos privilegios y derechos que el género masculino -un sueldo mucho mayor, controlar el proceso creativo de sus películas llegando hasta el punto de poder escoger director, supervisar el guión y el montaje o seleccionar el reparto, llegó a formar dos productoras, una de ellas la United Artists junto con otros nombres relevantes del séptimo arte como Charles Chaplin, su segundo marido el actor Douglas Fairbanks y su descubridor el director D. W. Griffith, fue una de las 36 personalidades que fundaron la Academia de Cine de Hollywood…-, y en un icono muy querido por el público de la época -se la considera la primera estrella femenina que aglutinó tantos seguidores que llegaron a calificarla como ”la primera novia de América”, la Julia Roberts o Meg Ryan de aquellos días, en cuanto a su capacidad de mover masas para ir a ver sus filmes a las salas de cine y su abultado caché por cada cinta especialmente-. Como actriz, personalmente la veo una especie de Amy Adams del cine mudo, perfectas en papeles frágiles y en muchas ocasiones carentes de malicia, pero que cuesta más verlas creíbles en personajes más oscuros o atrevidos. El físico suele condicionar a los actores, y tienen que ser muy buenos o como mínimo versátiles para poder romper una barrera semejante.
”El cerebro no tiene sexo. El intelecto de una mujer y su inventiva, así como también su ingenuidad, son iguales a los de un hombre… Un hombre puede echar mano de la fuerza física, mientras que la mujer es más sutil, por lo tanto utiliza su cerebro. Y ella está constantemente poniéndolo en marcha. Ese es el motivo por lo que cual digo, que el mundo se está convirtiendo en un mundo de mujeres, año a año, casi día a día.”
- Mary Pickford, 1935.
Su rostro de sempiterna juventud y encantadora dulzura, acompañado de su reducida estatura, la fue encasillando en el perfil de niña o chica bondadosa e ingenua, cuando quiso dar un giro radical a su carrera en ”Coqueta” finalmente ganó un Oscar como Mejor actriz en 1929, pero paradójicamente, supuso el inicio de su declive artístico. Su paso del cine silente al sonoro no fue tan bien recibido como se esperaba y dejó a la vista sus supuestas limitaciones interpretativas, a la audiencia no le terminó de agradar el cambio de registro de Mary y por lo tanto su imagen pública se acabó desgastando, el público estaba acostumbrado a verla dando vida a personajes ingenuos y no aceptó su salto a papeles diferentes. A muchas otras grandes estrellas del cine mudo también les afectó seriamente a sus carreras la llegada del sonoro, por ejemplo otras dos intérpretes también muy admiradas por el público y con un considerable poder dentro de la industria como son Lillian Gish y Gloria Swanson perdieron el beneplácito de los espectadores y estuvieron muchos años retiradas del cine hasta que la primera volvió en los años 40 con ”Duelo al sol” y la segunda fue rescatada por Billy Wilder en 1950 para ”El crepúsculo de los dioses”, también están los casos de Louise Brooks, Clara Bow o John Gilbert, entre otros. Este gran bache profesional de Mary Pickford se unió a sus problemas personales -a lo largo de su vida iría encadenando desgracias, primero en la niñez muere su padre alcohólico dejando a la familia arruinada, y mucho tiempo después le fallecerían sus hermanos menores Jack y Lottie y su madre Charlotte, y por último terminaría divorciándose del gran amor de su vida, su segundo marido Douglas Fairbanks, fatídicos hechos que la llevarían a una depresión muy profunda contando ya con una personalidad melancólica de por sí-, haciendo que pocos años después, decidiera retirarse definitivamente y recluirse en su hogar durante muchos años, hasta que en 1979 dejó este mundo por culpa de un derrame cerebral a los 87 años.
”Estoy harta de papeles de cenicienta y de llevar trapos y harapos. Quiero vestir ropa elegante e interpretar a la amante”. Mary Pickford
Con el transcurrir del tiempo su inseguridad fue en aumento, llegando a afirmar rotundamente que le gustaría que sus cintas fuesen destruidas después de su fallecimiento, porque opinaba que ya no le interesaba al público y por temor a ser comparada con actrices posteriores. La Mary Pickford Foundation evitó la desaparición de sus filmes y gracias a sus esfuerzos, muchas de sus películas han llegado a nuestros días, para disfrutar de su estupendo talento y candor en pantalla. La figura de Mary Pickford resulta fundamental no solamente por su valía artística, si no también por el relevante e inusitado papel que desempeñó a favor de las mujeres en los primeros años de una industria cinematográfica norteamericana sexista por naturaleza, alcanzó un respeto y un poder poco frecuentes para el género femenino. E instauró en Hollywood lo que poco tiempo después se denominó ”Star System” -los actores pasaron a ser estrellas con una serie de privilegios y a generar un culto alrededor de su persona, sin precedentes-, el concepto de ”divismo” en las actrices nació con la canadiense Pickford. Indudablemente era una mujer fuerte, luchadora y ambiciosa en un negocio en su mayoría regido por hombres, se granjeó una posición envidiable, desde la cual no solamente se limitaba a actuar, si no que llegó a desarrollar labores de guionista y productora. Se convirtió en la estrella femenina más taquillera y admirada de la época. Y junto a Douglas Fairbanks formó una de las parejas de moda del cine clásico norteamericano.
”Hacerles reír, hacerles llorar y volver a conseguir que se rían. Un ejercicio emocional es lo que quiere la gente cuando acude al cine… Soy una sierva del público, nunca he olvidado eso.”
CURIOSIDADES
Mary Pickford comenzó su andadura artística en el teatro a la edad de 7 años, junto a sus hermanos menores Jack y Lottie y su madre Charlotte emprendió una reducida gira teatral. Era conocida como Baby Gladys Smith -su nombre real era Gladys Marie Louise Smith-, en 1908 al llegar a Nueva York con 14 años adoptaría el nombre artístico de Mary Pickford cuando se unió a la troupe del dramaturgo y productor teatral David Belasco -fue él quien creó su nombre artístico, ya que no veía adecuado su nombre real para los escenarios, Gladys según él no pegaba con una actriz bajita, el apellido Smith era demasiado común y su segundo nombre Marie le resultaba demasiado extranjero, así que derivó en Mary acompañado del apellido de soltera de su madre, Pickford- y en 1909 entraría en el cine de la mano D. W. Griffith.
Mary invitó a Estados Unidos al genio Ernst Lubistch para dirigirla en ”Dorotea Vernon” en 1922 -el alemán que había debutado en 1914 en su país natal, llamó la atención internacional especialmente por sus cintas con Pola Negri- pero al llegar a territorio norteamericano cambió de opinión y la película pasó a ser dirigida por Marshall Neilan. Terminaría dirigiendo a Pickford en otra cinta, ”Rosita, la cantante callejera”, pero él y Mary nunca llegaron a entenderse bien. Mary Pickford lo criticó, comentando que lo veía un director muy poco inspirado -”era un director de puertas”- y asegurando que detestaba el filme que hicieron juntos y que fue un rodaje infeliz y costoso.
Billy Wilder contactó con ella para ”El crepúsculo de los dioses”, pero al conocerla se dio cuenta de que su personalidad no encajaba para el mítico personaje de Norma Desmond y de que no estaba en condiciones de meterse en un rodaje debido a su alcoholismo. Recuperaría para el cinematógrafo a otra estrella del cine mudo como fue Gloria Swanson, volviendo por la puerta grande con este papel protagonista.