Por Alba Mirás.
"Mejor que una gran interpretación es el nivel de la no actuación, cuando el actor desaparece y en la pantalla emerge la persona de carne y hueso, una persona que enseguida interesa a la audiencia. James Stewart, es de los pocos capaces de alcanzar ese nivel". Frank Capra.
Contenido, genuino, carismático, entrañable, vivaz, luminoso, polivalente... James Stewart (1908-1997) fue un actor increíblemente versátil y talentoso, lograba mimetizarse tanto con los individuos que interpretaba, que daba la sensación de no actuar, todo le salía natural y espontáneo, sin impostaciones aparentes. Lo cierto, es que gran parte, de sus personajes guardaban supuestas similitudes con su personalidad real, representaba a la perfección al tipo corriente americano, al héroe accesible (a la persona que todos admiramos o queremos llegar a ser). Más que un intérprete en el sentido más convencional de este término, era un actor-personaje, su mayor virtud, residía en su eterna veracidad en pantalla (sus creaciones desprenden tanta verdad y autenticidad, que en determinadas ocasiones, resulta complicado discernir o delimitar, donde empieza y donde termina el ser humano ficticio o el real, da la sensación de que se han fundido en uno y por consiguiente, Jimmy suele interpretar variantes de sí mismo). Al igual que Cary Grant, Jimmy Stewart se creó con los años, una personalidad única y muy definida en el cine (en líneas generales, frecuentemente encarnaba al hombre provisto de un romanticismo incurable, íntegro, risueño, entrañable e idealista) resultando imposible que podamos imaginarnos a otros intérpretes en determinados títulos de su trayectoria. Su genialidad es inconfundible e intransferible.
Su carrera estuvo marcada por los personajes amables. Jimmy solía encarnar a tipos afables, con fuertes convicciones y de buen corazón, la representación ideal de los valores del buen americano en el ámbito cinematográfico (debido principalmente a sus 3 colaboraciones con el optimista y genial Frank Capra). Fue principalmente para el maestro del suspense Alfred Hitchcock (o también a las órdenes de Anthony Mann), para quien cambió radicalmente de personalidad interpretativa, representando en pantalla a personajes ambiguos y atormentados en ''Vértigo'' o ''La ventana indiscreta'' por ejemplo, totalmente opuestos a los roles luminosos y joviales que definieron la mayoría de su extensa filmografía. Supongo, que en algunas ocasiones, un determinado rostro condiciona tus papeles, Stewart siempre tuvo cara de buenazo (aunque su rostro ambivalente, podía tornase con inusitada facilidad para terminar eclosionando en personajes de una negrura y turbiedad insólitas) pero estaba tan dotado artísticamente, que se crecía ante los desafíos, consiguiendo encajar en otros registros diversos y más oscuros, demostrando así, una gran versatilidad. Uno de los actores, que mejor transmiten y reflejan la fragilidad, la comicidad y la emotividad en la gran pantalla. Como estaba comentando, Stewart desarrolla en sus películas, a grandes rasgos, dos perfiles claramente contrapuestos, uno es el más extendido o utilizado en su carrera, el tipo bonachón (que posiblemente, sea el más cercano a su personalidad) y el otro, el hombre obsesivo, tenebroso o sombrío, siendo seguramente, éste último el más arriesgado y complejo para un intérprete de sus características.
''Busco a un hombre para quien sea un esfuerzo llevar adelante su vida, cuyo juicio no siempre es demasiado bueno y que comete errores. Creo que la fragilidad humana es algo muy bonito de reflejar''. James Stewart.
James Stewart desprendía una naturalidad y carisma asombrosos, la cámara le adoraba y encandilaba al público con una facilidad pasmosa. De voz personalísima, calmada y profunda, comenzó su carrera en el teatro (daría sus primeros pasos en la interpretación gracias a que se unió a la compañía teatral University Players que pertenecía al director Joshua Logan, en ella, coincidiría con dos amigos suyos, Margaret Sullavan y Henry Fonda), después de abandonar sus estudios de Arquitectura. Al mudarse junto a Henry Fonda a Nueva York, probaría suerte en Broadway, donde cosecharía sus primeras críticas elogiosas. Poco después, gracias a Hedda Hopper (una actriz y columnista) realizó una prueba para la Metro y dicho Estudio lo contrataría a mediados de los años 30. Interrumpiría su incipiente y prometedora carrera, al alistarse en la armada americana para luchar contra los nazis en la Segunda Guerra Mundial en 1941. Regresaría a su hogar en 1945, con un montón de medallas y con el rango de coronel. En definitiva, Jimmy fue un héroe dentro y fuera de las pantallas.
En 1945, recién llegado a Estados Unidos tras combatir en Europa junto a la armada americana. Protagoniza la portada de la revista ''LIFE'' en Septiembre de ese mismo año. |
Nominado en 5 ocasiones al Oscar, ganaría uno como Mejor actor por su magnifica interpretación en ''Historias de Filadelfia''. Dotado de un timing cómico perfecto y realmente memorable, también demostró mucha soltura y admirable eficacia en registros más serios. Solía acoplarse a la perfección con sus partenaires femeninas, funcionando con todas ellas (especialmente con Margaret Sullavan, Katharine Hepburn, Jean Arthur o Rosalind Russell). Trabajó a las órdenes de los nombres más sobresalientes de la época dorada de Hollywood, como Frank Capra, Alfred Hitchcock, George Cukor, Otto Preminger, John Ford o Anthony Mann, entre otros.
Con su única esposa Gloria Hatrick McLean y sus cuatro hijos en común. |
Hace escasos días (el pasado 20 de Mayo) se cumplieron 106 años de su nacimiento. Jimmy, es personalmente, uno de los actores clásicos que más adoro y más empatizo en pantalla, admirar a un actor como él, te abre la puerta a descubrir películas maravillosas o directamente, obras maestras. Es uno de los intérpretes ideales para iniciarse en esta adicción al cine clásico, dada la magnífica trayectoria que tiene a sus espaldas (en líneas generales). Con este especial, pretendemos rendir homenaje a uno de los actores más auténticos, portentosos e imprescindibles de la Historia del Cine.
''La ventana indiscreta'' (Alfred Hitchcock, 1954)
Por Alba Mirás.
Nunca un título pudo ser más acertado. James Stewart, fotógrafo lesionado, observa con atención desde su ventana todos los movimientos de sus vecinos, pasa sus tiempos de ocio obligados, curioseando lo que hacen completos extraños del edificio de enfrente. ''La ventana indiscreta'' disecciona con mala leche, esa cualidad o defecto que tenemos cada ser humano de manera inherente, nuestra alma indiscreta o cotilla. Y por extensión, sirve también, para reflexionar sobre el hecho de que cada cinéfilo, llevamos en el interior un pequeño voyeur, nos fascina contemplar las miserias o alegrías humanas en una pantalla, aunque todo sea ficción. Lo esencial, es que el cineasta sepa contarnos con verosimilitud y pasión, todo lo que acontece en una historia determinada y en eso Hitchcock era un maestro, un creador de secuencias con un clímax apabullante de tensión y poder expresivo, esos ambientes opresivos y asfixiantes que te dejan pegado a la pantalla. Quizá los guiones de sus películas pudieran ser más cuestionables en determinados casos, pero es un realizador que lleva a rajatabla esa máxima tan importante, de que el cine es entretenimiento. Sin lugar a dudas, es un virtuoso de la dirección y en el campo del suspense su fama es justificada porque era un auténtico especialista, pocos tan hipnóticos y eficaces como él en ese género.
''La ventana indiscreta'' gira en torno a un misterio, identificar a un vecino como el presunto asesino de su esposa. Un contenido y magnífico James Stewart (en un papel singular en su carrera, un personaje amoral) ayudado por unas solventes Thelma Ritter y Grace Kelly intentarán resolver este caso a toda costa, aún a riesgo de perder su vida. A través de sus dos horas, Hitch mantiene constantemente nuestro interés y elabora de manera estupenda y admirable, un thriller que va in crescendo (dejando constancia, de sus portentosas habilidades como narrador cinematográfico, creando un conjunto vibrante, complejo y corrosivo) y nos deja frases memorables para la posteridad. Una de las películas más sólidas y emocionantes de su extensa filmografía.
''El invisible Harvey'' (Henry Koster, 1950)
Por Alba Mirás.
''El invisible Harvey'' es una comedia deliciosa y tronchante, en la línea vitalista de las mejores obras de Frank Capra, podía pertenecer perfectamente a su autoría. Se trata de la película favorita de James Stewart (muchos años después, él mismo protagonizaría un remake). El delirante argumento (A Elwood, es decir, James Stewart, presuntamente, se la aparece un conejo gigante, de nombre Harvey) juega con el espectador y plantea curiosas preguntas, nuestro protagonista está realmente demente o ese ser no es imaginario y en verdad existe? O es el único cuerdo entre las personas que le rodean? Harvey es una alucinación o no? Su familia, lógicamente, está preocupada por su estado mental y deciden internarle en un psiquiátrico.
Estamos ante una comedia magnífica, que vuelve a poner de manifiesto, la sublime capacidad de Stewart para adaptarse a papeles cómicos, su Elwood es único y adorable. Jimmy realiza una actuación perfecta, conmovedora y sutil. También realmente memorable la interpretación de su hermana Veta Louise (Josephine Hull, ganadora del Oscar y del Globo de Oro a la mejor actriz secundaria por este trabajo).
En los últimos años, Steven Spielberg estuvo interesado en dirigir un remake de ''El invisible Harvey'', aunque él seguramente haría una adaptación actual digna, creo que una película como esa, no tendría mucho sentido en nuestros tiempos y seguramente terminaría siendo algo bochornoso y no me imagino a ningún actor moderno adecuado para un papel de estas características, dado que Stewart lo hizo muy suyo. Es mejor, no tocar los clásicos, en definitiva.
''Vértigo'' (Alfred Hitchcock, 1958)
Por Josephb B. Macgregor.
No creo que exista ningún cinéfilo que no considere a James Stewart como uno de los actores más versátiles del Hollywood clásico, regalándonos a lo largo de una extensa y prolífica carrera un montón de personajes tan memorables como entrañables. Sin embargo, siempre he pensando que sus actuaciones pueden sintetizarse en dos creaciones muy claras., sin que esto implique una contradicción o negación de la afirmación anterior.
Por
un lado, tenemos al galán de comedia o melodrama, siempre amable,
despistado, nervioso, bondadoso, de ideas liberales, tímido,
enamoradizo y algo ingenuo cuyos ejemplos más evidentes los
encontramos en comedias archi-conocidas (Vive
como quieras, Historias de Filadelfia, Me enamoré de una bruja, El
invisible Harvey, El bazar de las sorpresas),
melodramas amables (Música
y lágrimas,El héroe solitario, El mayor espectáculo del mundo, The
Stratton Story, Tormenta mortal),
cine de catástrofes de los 70 y 80 (Aeropuerto
77),
cine negro o policíaco de alto calado (La
ventana indiscreta, El hombre que sabía demasiado, Anatomía de un
asesinato, Yo creo en ti, La soga)
e incluso westerns míticos (El
hombre que mató a Liberty Valance, Winchester 73, Flecha rota, Dos
cabalgan juntos).
En contraste, Stewart supo interpretar también a un sujeto
completamente opuesto al anterior: un hombre torturado, obsesionado
por la venganza, opaco y en algunos casos cercano a la patología en
films sobre todo de Anthony Mann (Colorado
Jim, El hombre de Laramie,)
y de Hitchcock (Vértigo),
realizadores magistrales que supieron extraer del actor su lado más
tenebroso y oscuro. Existirían un par de excepciones que cumplirían
las dos opciones, es decir el personaje comienza siendo el buen
hombre, de ideas liberales y bonachón que todos conocemos, pero
gradualmente se va transformando en un sujeto que inicia un
inevitable proceso de autodestrucción; estamos hablando de dos
grandes e indiscutibles obras maestras de Capra: Qué
bello es vivir y Caballero sin espada,
posiblemente (junto a Vértigo
y La
soga),
dos de sus creaciones más conseguidas y potentes.
Para
este especial homenaje a su figura he elegido “Vértigo” no sólo
porque la considero su mejor película sino también porque es de mi
cinco películas preferidas de la historia del cine (no pedirme que
cite las otras cuatro porque cambian según el día, aunque ésta
siempre permanece en la lista). Tengo que advertir que considero que
sí estás leyendo esta reseña es que has visto la peli alguna vez,
pero si no es así te aviso que he escrito un texto repleto de
spoilers ya que – aunque tal cosa no suele ser habitual en mí –
considero absolutamente esencial desvelar los “intringulis”
más importantes de la trama para poder realizar un comentario en
profundidad de semejante obra maestra.
Sobre
“Vértigo” se han hecho múltiples estudios, análisis, tesis o
críticas; también se han intentado buscar analogías o
correspondencias entre Scottie y el propio Hitchcock, de tal modo que
el personaje interpretado por éste vendría a ser un reflejo
bastante exacto de la personalidad del realizador británico, sobre
todo en lo que concierne a su visión del sexo o su forma de
relacionarse con las mujeres o con las actrices con las que trabajó
con mayor frecuencia (Ingrid Bergman, Grace Kelly, Vera Miles o Tippi
Hedren). Dentro de esta especie de leyenda negra, existen múltiples
anécdotas al respecto que acontecieron durante el proceso de
producción de las películas o durante el rodaje de las mismas. Así,
por ejemplo, la secuencia en la que Scottie intenta transformar a
Judy (Kim Novak) en Madeleine (también Kim Novak) y la lleva por
diversas tiendas para conseguir una transformación perfecta, parece
ser que es un fiel reflejo de la escrupulosidad de Hitchcock a lo
hora de vestir( o de tratar /torturar) a sus actrices, incluida la
propia Kim Novak. Pero quedarse en la mera anécdota, no añade más
o menor valor a la película; es decir, opino que un film no es más
bueno o más malo porque aparezcan en él rasgos de carácter o
filias y fobias del realizador; yo diría que es algo lógico y
normal que sea así. Qué Hitchcock fuera más o menos misógino y
sádico hasta la tortura, o tuviera una sexualidad compleja, extraña
o un sentido del humor un tanto “peculiar”, desde mi punto de
vista, no añade más valor a la película; en cualquier caso, sus
aciertos o valores son otros.
Aquellos
que personalmente considero más sobresalientes residen en una
realización impecable repleta de secuencias en silencio que explican
muchas cosas; la más representativa sin duda alguna: la persecución
inicial por las azoteas y tejados de Chicago, sin palabras sabemos la
patología que padece Scottie; pero que también potencian al
misterio y al suspense de la trama: el seguimiento en coche de
Scottie a Madeleine por las calles de Chicago, la secuencia del museo
y el cuadro, el descubrimiento del colgante / camafeo sobre el pecho
de Judy y sobre todo, la magistral serie de secuencias en la que
Scottie cree ver a Madeliene en algunas mujeres que pasean por la
abarrotada avenida comercial, que evidencia el alto y peligroso grado
de obsesión del detective por la amante muerta.
Por
supuesto, entre sus aciertos más destacables e indiscutibles podemos
citar además: la banda sonora de Bernard
Herrmann
, con ese maravilloso y hermosísimo tema principal inspirado en
“Tristán
e Isolda”
de Wagner que refleja perfectamente ese carácter de ensoñación
permanente en la que vive el personaje; los imprescindibles títulos
de crédito (que parte de una pupila que se va transformando en un
laberinto de espirales) o las secuencias de las pesadillas de
Scottie, creaciones ambas de Saul Bass y por supuesto el magnítico
tratamiento fotográfico del film a cargo del genial Robert
Burks.
Con
respecto a la trama y el guión (a cargo de Alec
Coppel y Samuel Taylor, basado en la novela homónima de Pierre
Boileau, yThomas Narcejac, pero
siempre bajo la supervisión de Don Alfredo), “Vértigo”
pertenece a ese tipo de films de Hitchcock en los que existen
diversos virajes argumentales y de género a lo largo de su más que
enredosa trama, algo que era del agrado de éste y que lo hacía con
cierta frecuencia. ¿En qué consiste tal juego argumental? Pues en
que la película empieza – en el caso de “Vértigo” – como
una investigación detectivesca, que gradualmente se va convirtiendo
en un historia de tintes (presuntamente) sobrenaturales – la
(falsa) Madeleine cree estar poseída por el espíritu de una
antepasada – para ir derivando en una tragedia – la muerte de la
amada por culpa del vértigo de Scottie el cuál le impide subir las
escaleras del torreón del campanario – y que paulatinamente se
transforma en una patología cercana a la locura, para concluir
finalmente con una suerte de insólita farsa que – según la
versión que hayamos visto – deriva en un trágico desenlace o en
un imposible final feliz. Y es que existen dos versiones diferentes
del final del film: uno que termina con la figura de Scottie
enmarcada en el campanario, que deja abierta la posibilidad de su
inmediato suicidio; y otra, impuesta por los estudios de Hollywood,
en la que tras la escena del campanario, el detective tiene una
amable charla con su amiga de confianza(Barbara Bel Geddes), en tono
de comedia. Personalmente, éste es uno de los aspectos del film en
cuestión que más me han atraído siempre, su diversidad, que
Hitchock sabe llevarte siempre por dónde quiere y lo hacemos con
sumo placer y gusto. No importa las veces que la haya visto ni que
conozca el desenlace, la experiencia resulta siempre gratificante y
enriquecedora.
Esta
sucesión de géneros a lo largo de la trama argumental también está
presente en muchas otras obras de Don Alfredo, como por ejemplo
“Psicosis” que comienza siendo un drama sentimental, para ir
derivando en un film policíaco o de suspense pero que finalmente se
transforma en un film de terror.
Como
he señalado al comienzo de esta reseña, Scottie, el protagonista de
la historia, pertenece al tipo de personaje torturado hasta la
obsesión; en este caso, por una mujer que no existe más que en
imaginación; la tragedia del detective es que se ha enamorado de una
mentira, algo que suelen percibir muchas personas cuando llevan dos o
tres años de matrimonio, pero que en el caso del personaje de
Stewart significará un shock
brutal
que terminará afectado su psique o su propia salud mental, aunque
también logrará superar su vértigo o miedo a las alturas, pero
para ello tendrá que pagar un precio muy caro.
La
interpretación que de este proceso de degeneración realiza James
Stewart es más que magistral ya que consigue una grado de veracidad
y autenticidad insuperable; logrando además que yo como el
espectador participe me implique en su trágica peripecia, que me
identifique al cien por cien con su tragedia personal – supongo que
no me pasará sólo a mí –, llegando a sufrir junto a él todas
sus inquietudes y zozobras, todas sus decepciones o lamentables
decisiones; el actor que fue también “el
hombre más rico de la ciudad”
me ofrece en esta ocasión a un Scottie profundamente humano, pero a
la vez patético y digno de lastima; aunque su descenso los infiernos
me resulte siempre tan inquietante como sobrecogedor, tan conmovedor
como lamentable. Sólo un actor del calado del gran Jimmy podía
hacer tal cosa. Hitchcock tuvo mucha suerte.
Muchas gracias Grace.
ResponderEliminarHenry Fonda también está fantástico en ''Las uvas de la ira'', me encanta esa película. Era un actor estupendo, de mis favoritos también.
Mi actor favorito.Recomiendo especialmente"Caballero sin espada".Sorprende su actualidad....desde los 12 años me gusta muchísimo...y tengo cerca de 50....es el hombre 10, buen actor, héroe de guerra, guapísimo....¡lo tiene todo¡.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo. Muchas gracias por tu apoyo al blog. Me anima a seguir con él. Saludos.
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